LA TIERRA (LO ETERNO)
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
. . . Romper el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
—ese río del tiempo hacia la muerte—.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
...El mar —la mar—, como un himen inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo...
********************************************
********************************************
Este poema pertenece a la obra “Ángel fieramente humano” (1950) del poeta bilbaíno Blas de Otero. Se trata de una obra de la etapa existencial, desarraigada, del autor, donde el hombre es un YO que busca un TÚ, de existencia caótica y que busca respuestas a sus preguntas a gritos. Predominan el pesimismo existencial y la angustia ante la vida.
El tema de este poema en concreto es la angustia ante el carácter mortal y caduco del ser humano, acechado por la muerte. El poeta opta por el verso libre para que el poema sea más flexible y cercano al lector.
Como se ha dicho previamente, el autor quiere transmitir su angustia existencial, para lo que hace uso de una serie de elementos tales como los encabalgamientos abruptos (“Esque se sabe –en el siguiente verso- vivo y mortal”), que rompiendo el ritmo métrico dan sensación de violencia; los campos semánticos con connotación negativa como “desarraigada”, “desgajado” y “ruina”, entre otros, que refuerzan el tono pesimista del autor; y los gerundios (“seguir siguiendo”) que transmiten sentimiento de agonía sin fin.
También cabe mencionar el estilo nominal, sobre todo en la primera estrofa, ya que el autor se centra en lo esencial, y las abundantes figuras literarias que aparecen en todo el poema, entre las que destacamos las comparaciones (“un mundo como un árbol desgajado”), comparando el mundo con un árbol partido, mediante lo que pretende mostrarnos las heridas de la guerra civil; metáforas como “una generación desarraigada” para referirse a los españoles de la época del franquismo; aliteraciones (“himen inmenso”), paralelismo en la 5ª estrofa, donde el acoso de la muerte aumenta gradualmente (ve, vela y finalmente mata), y antítesis (“nieve en llamas”) para acrecentar esa sensación de violencia, entre otros recursos literarios. Es propia de Blas de Otero también la intertextualidad (“Subir a contramuerte”, en vez de a contracorriente)
Asimismo, el poeta bilbaíno se sirve de imágenes o símbolos para transmitir de forma más clara sus ideas: el árbol, que representa al hombre solo en el mundo, tratando de alzarse en busca de un Dios que no da respuesta y el mar, que simboliza a toda la humanidad.
Como hemos dicho antes, es un poema mediante el que Blas de Otero desea expresar la desorientación del ser humano después de la Guerra Civil, y contrastar el carácter eterno de la naturaleza con la mortalidad del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario