A través de las palabras.
"Hitzen bitartez" o, en castellano, "A través de las palabras", el qué queda a elección del lector. Y es que, ¿qué no se puede hacer a través de la palabras? Sea escribiendo, sea leyendo, podemos aprender, viajar, compartir, reírnos, soñar, divulgar, transportarnos a tiempos pasados y futuros, conocer diferentes opiniones, transmitir ideas... No hay más límite que el que te pones tú mismo. Carlos Murgiondo.
miércoles, 7 de mayo de 2014
Adiós, Estado del Bienestar.
Uno de los mayores logros del siglo XX fue la creación del llamado Estado del Bienestar, donde los poderes políticos son los responsables de garantizar el bienestar del ciudadano, valga la redundancia. Para ello, han de garantizar que las necesidades, al menos básicas, de la gente reciban la asistencia adecuada: Seguridad Social, vivienda, educación pública… No obstante, no hay más que leer el periódico o escuchar las noticias para darnos cuenta de que dicho Estado del Bienestar se va a pique con las medidas de los grandes bancos y recortes del gobierno, hemos pasado de centrarnos en las personas a darle más importancia a los bancos y grandes multinacionales, y eso debe cambiar.
En septiembre del pasado año el rey de Holanda, Guillermo Alejandro, dijo que había que sustituir el actual estado de bienestar por una “sociedad participativa”, lo cual es un grave error. ¿Para qué cambiar un modelo conocido y que funciona por un concepto abstracto y sin especificar? Para lo de siempre: hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, conseguir que tanto los bancos, y sus grandes accionistas, como la clase política dominante se enriquezcan a costa de los ciudadanos. Ya se está haciendo en España, cuando por ejemplo en 2011 se modificó la Constitución para dar prioridad al pago de la deuda por encima de cualquier cosa.
Las cifras no engañan: según un informe del Banco de España el número de hogares desahuciados desde 2008 asciende a la escandalosa cifra de 171.110, la mayoría de los cuales son primeras viviendas. Se trata no solo de algo inhumano sino también inconstitucional, ya que como determina el artículo 47 de la Constitución Española “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.” Para colmo, es una cifra doblemente escandalosa ya que, aquí mismo, en la Comunidad Autónoma del País Vasco, son 161.419 el número de inmuebles vacíos, ¡por lo que solo en nuestra comunidad podrían caber la mayoría de las familias desahuciadas de toda España! Ya es hora de que, como reivindica PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca), luchemos por que no haya “ni gente sin hogar ni hogares sin gente”.
Sin embargo, no se trata solo de los desahucios, de las políticas “personicidas” del gobierno, sino también de la privatización del sistema sanitario, la disminución de ayudas públicas, dificultades a la hora de cobrar prestaciones laborales, el número de parados en constante aumento, la escasez de becas…
En conclusión, el Estado de Bienestar, en el que lleva viviendo España desde alrededor de 1978, parece desmoronarse bajo el peso de las medidas contra-humanas de la clase gobernante y potencias económicas. En esta difícil situación, “los de arriba” deben recordar (o debemos hacerles recordar) que son las personas las que tienen prioridad, por lo que son éstas las que hay que rescatar y no los bancos, en contra de todo lo que se está haciendo.
martes, 6 de mayo de 2014
"La tierra", Blas de Otero.
LA TIERRA (LO ETERNO)
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
. . . Romper el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
—ese río del tiempo hacia la muerte—.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
...El mar —la mar—, como un himen inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo...
********************************************
********************************************
Este poema pertenece a la obra “Ángel fieramente humano” (1950) del poeta bilbaíno Blas de Otero. Se trata de una obra de la etapa existencial, desarraigada, del autor, donde el hombre es un YO que busca un TÚ, de existencia caótica y que busca respuestas a sus preguntas a gritos. Predominan el pesimismo existencial y la angustia ante la vida.
El tema de este poema en concreto es la angustia ante el carácter mortal y caduco del ser humano, acechado por la muerte. El poeta opta por el verso libre para que el poema sea más flexible y cercano al lector.
Como se ha dicho previamente, el autor quiere transmitir su angustia existencial, para lo que hace uso de una serie de elementos tales como los encabalgamientos abruptos (“Esque se sabe –en el siguiente verso- vivo y mortal”), que rompiendo el ritmo métrico dan sensación de violencia; los campos semánticos con connotación negativa como “desarraigada”, “desgajado” y “ruina”, entre otros, que refuerzan el tono pesimista del autor; y los gerundios (“seguir siguiendo”) que transmiten sentimiento de agonía sin fin.
También cabe mencionar el estilo nominal, sobre todo en la primera estrofa, ya que el autor se centra en lo esencial, y las abundantes figuras literarias que aparecen en todo el poema, entre las que destacamos las comparaciones (“un mundo como un árbol desgajado”), comparando el mundo con un árbol partido, mediante lo que pretende mostrarnos las heridas de la guerra civil; metáforas como “una generación desarraigada” para referirse a los españoles de la época del franquismo; aliteraciones (“himen inmenso”), paralelismo en la 5ª estrofa, donde el acoso de la muerte aumenta gradualmente (ve, vela y finalmente mata), y antítesis (“nieve en llamas”) para acrecentar esa sensación de violencia, entre otros recursos literarios. Es propia de Blas de Otero también la intertextualidad (“Subir a contramuerte”, en vez de a contracorriente)
Asimismo, el poeta bilbaíno se sirve de imágenes o símbolos para transmitir de forma más clara sus ideas: el árbol, que representa al hombre solo en el mundo, tratando de alzarse en busca de un Dios que no da respuesta y el mar, que simboliza a toda la humanidad.
Como hemos dicho antes, es un poema mediante el que Blas de Otero desea expresar la desorientación del ser humano después de la Guerra Civil, y contrastar el carácter eterno de la naturaleza con la mortalidad del hombre.
Un mundo como un árbol desgajado.
Una generación desarraigada.
Unos hombres sin más destino que
apuntalar las ruinas.
. . . Romper el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
—ese río del tiempo hacia la muerte—.
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo,
subir, a contra muerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.
Pero la muerte, desde dentro, ve.
Pero la muerte, desde dentro, vela.
Pero la muerte, desde dentro, mata.
...El mar —la mar—, como un himen inmenso,
los árboles moviendo el verde aire,
la nieve en llamas de la luz en vilo...
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Este poema pertenece a la obra “Ángel fieramente humano” (1950) del poeta bilbaíno Blas de Otero. Se trata de una obra de la etapa existencial, desarraigada, del autor, donde el hombre es un YO que busca un TÚ, de existencia caótica y que busca respuestas a sus preguntas a gritos. Predominan el pesimismo existencial y la angustia ante la vida.
El tema de este poema en concreto es la angustia ante el carácter mortal y caduco del ser humano, acechado por la muerte. El poeta opta por el verso libre para que el poema sea más flexible y cercano al lector.
Como se ha dicho previamente, el autor quiere transmitir su angustia existencial, para lo que hace uso de una serie de elementos tales como los encabalgamientos abruptos (“Esque se sabe –en el siguiente verso- vivo y mortal”), que rompiendo el ritmo métrico dan sensación de violencia; los campos semánticos con connotación negativa como “desarraigada”, “desgajado” y “ruina”, entre otros, que refuerzan el tono pesimista del autor; y los gerundios (“seguir siguiendo”) que transmiten sentimiento de agonía sin fin.
También cabe mencionar el estilo nominal, sobre todo en la primera estrofa, ya que el autor se centra en lo esencial, y las abundantes figuras literarias que aparecen en todo el poema, entre las que destacamos las comparaciones (“un mundo como un árbol desgajado”), comparando el mundo con un árbol partido, mediante lo que pretende mostrarnos las heridas de la guerra civil; metáforas como “una generación desarraigada” para referirse a los españoles de la época del franquismo; aliteraciones (“himen inmenso”), paralelismo en la 5ª estrofa, donde el acoso de la muerte aumenta gradualmente (ve, vela y finalmente mata), y antítesis (“nieve en llamas”) para acrecentar esa sensación de violencia, entre otros recursos literarios. Es propia de Blas de Otero también la intertextualidad (“Subir a contramuerte”, en vez de a contracorriente)
Asimismo, el poeta bilbaíno se sirve de imágenes o símbolos para transmitir de forma más clara sus ideas: el árbol, que representa al hombre solo en el mundo, tratando de alzarse en busca de un Dios que no da respuesta y el mar, que simboliza a toda la humanidad.
Como hemos dicho antes, es un poema mediante el que Blas de Otero desea expresar la desorientación del ser humano después de la Guerra Civil, y contrastar el carácter eterno de la naturaleza con la mortalidad del hombre.
Blas de Otero y su ciudad, Bilbao.
El poeta español Blas de Otero nació en Bilbao el 15 de marzo de 1996. Como él mismo dice en su poema BIOTZ BEGIETAN, (Pido la Paz y la Palabra), "nació de repente, no recuerda si era sol o era lluvia o era jueves", pero sí que guarda muchos recuerdos de su ciudad, tanto buenos como malos.
A los 8 años comenzó a estudiar en el Colegio Jesuitas de Indautxu, del que guarda un tétrico recuerdo ("Madre, no me mandes más a coger miedo Y, frío ante un pupitre con estampas"). Cabe destacar la clara contraposición entre el horror que le suscitaba el colegio y la paz y tranquilidad de su casa, con sus padres, hermanos y la institutriz Mademoiselle Isabel, de la que hablará en varios de sus poemas. Dos años más tarde, no obstante, tuvo que marcharse a Madrid junto con su familia por motivos económicos, pero tras la muerte de su padre y de su hermano allí, decidieron volver a su ciudad natal, donde el joven Blas se encargaría de mantener a su familia. Es por eso que vio frustrada su vocación de poeta y empezó a estudiar Derecho, carrera que nunca termino de gustarle y abandono a medio camino, en contra de toda su familia. Fue entonces, al terminar la Guerra Civil, cuando Blas empezó a publicar sus primeros poemas, de temática religiosa, en varias revistas literarias. Más adelante, regresa nuevamente a Madrid a estudiar lo que realmente le gusta; Filosofía y Letras. Sin embargo, su hermana enferma y se ve obligado a dejar de lado su sueño otra vez, por lo que se ve sumido en una profunda crisis personal que en cierto modo da lugar a la etapa de poesía existencial, o desarraigada. Años más adelante, como él mismo dice "un buen día bajó a la calle: entonces comprendió: y rompió todos sus versos", dando comienzo a la poesía social.
Blas de Otero fue un hombre que residió en muchos sitios a lo largo y ancho del globo (Barcelona, Francia, Rusia, China, Cuba...), pero nunca desapareció de él, ni de su poesía, la influencia de Bilbao. Ésta se hizo notar sobretodo al final de su trayectoria literaria, cuando en la Poesía Social denuncia la mala situación de la clase trabajadora en los alrededores de Bilbao y otras zonas cercanas al Cantábrico, y en la Poesía Experimental, donde recuerda su niñez melancólicamente.
Aquí tenemos un poema del libro "Hojas de Madrid con la galerna",en el que el poeta bilbaíno habla de su ciudad natal. Podemos apreciar claramente la gran influencia que la ciudad tuvo a lo largo de toda su carrera literaria y ver cómo recuerda su infancia en el colegio, la lluvia, el cielo de ceniza de la ciudad industrial, e incluso cómo cuando está viviendo en el resto de lugares que hemos mencionado antes, nunca dejó de recordarla y pensar en ella con añoranza.
Yo, cuando era joven,
te ataqué violentamente,
te demacré el rostro,
porque en verdad no eras digna de mi palabra,
sino para insultarte,
ciudad donde nací, turbio regazo
de mi niñez, húmeda de lluvia
y ahumada de curas,
esta noche,
no puedo dormir, y pienso en tus tejados,
me asalta el tiempo huido entre tus calles,
y te llamo desoladamente desde Madrid,
porque sólo tú sostienes mi mirada,
das sentido a mis pasos
sobre la tierra:
recuerdo que en París aún me ahogaba tu cielo
de ceniza,
luego alcancé Moscú como un gagarin de la guerra fría,
y el resplandor de tus fábricas
iluminó súbitamente las murallas del Kremlin,
y cuando bajé a Shanghai sus muelles se llenaban de barcos del
[Nervión
y volé a La Habana y recorrí la Isla
ladeando un poco la frente,
porque tenía necesidad de recordarte y no perderme
en medio de la Revolución,
ciudad de monte y piedra, con la mejilla manchada por la
[la más burda hipocresía
ciudad donde, muy lejos, muy lejano,
se escucha el día de la venganza alzándose con una rosa
[blanca junto al cuerpo de Martí.
En resumidas cuentas, Bilbao fue una ciudad que marcó a Blas de Otero y dejó un claro poso en su recorrido poético, sea como ciudad natal sea como ciudad industrial, reflejo de la situación socioeconómica del momento.
A los 8 años comenzó a estudiar en el Colegio Jesuitas de Indautxu, del que guarda un tétrico recuerdo ("Madre, no me mandes más a coger miedo Y, frío ante un pupitre con estampas"). Cabe destacar la clara contraposición entre el horror que le suscitaba el colegio y la paz y tranquilidad de su casa, con sus padres, hermanos y la institutriz Mademoiselle Isabel, de la que hablará en varios de sus poemas. Dos años más tarde, no obstante, tuvo que marcharse a Madrid junto con su familia por motivos económicos, pero tras la muerte de su padre y de su hermano allí, decidieron volver a su ciudad natal, donde el joven Blas se encargaría de mantener a su familia. Es por eso que vio frustrada su vocación de poeta y empezó a estudiar Derecho, carrera que nunca termino de gustarle y abandono a medio camino, en contra de toda su familia. Fue entonces, al terminar la Guerra Civil, cuando Blas empezó a publicar sus primeros poemas, de temática religiosa, en varias revistas literarias. Más adelante, regresa nuevamente a Madrid a estudiar lo que realmente le gusta; Filosofía y Letras. Sin embargo, su hermana enferma y se ve obligado a dejar de lado su sueño otra vez, por lo que se ve sumido en una profunda crisis personal que en cierto modo da lugar a la etapa de poesía existencial, o desarraigada. Años más adelante, como él mismo dice "un buen día bajó a la calle: entonces comprendió: y rompió todos sus versos", dando comienzo a la poesía social.
Blas de Otero fue un hombre que residió en muchos sitios a lo largo y ancho del globo (Barcelona, Francia, Rusia, China, Cuba...), pero nunca desapareció de él, ni de su poesía, la influencia de Bilbao. Ésta se hizo notar sobretodo al final de su trayectoria literaria, cuando en la Poesía Social denuncia la mala situación de la clase trabajadora en los alrededores de Bilbao y otras zonas cercanas al Cantábrico, y en la Poesía Experimental, donde recuerda su niñez melancólicamente.
Aquí tenemos un poema del libro "Hojas de Madrid con la galerna",en el que el poeta bilbaíno habla de su ciudad natal. Podemos apreciar claramente la gran influencia que la ciudad tuvo a lo largo de toda su carrera literaria y ver cómo recuerda su infancia en el colegio, la lluvia, el cielo de ceniza de la ciudad industrial, e incluso cómo cuando está viviendo en el resto de lugares que hemos mencionado antes, nunca dejó de recordarla y pensar en ella con añoranza.
Yo, cuando era joven,
te ataqué violentamente,
te demacré el rostro,
porque en verdad no eras digna de mi palabra,
sino para insultarte,
ciudad donde nací, turbio regazo
de mi niñez, húmeda de lluvia
y ahumada de curas,
esta noche,
no puedo dormir, y pienso en tus tejados,
me asalta el tiempo huido entre tus calles,
y te llamo desoladamente desde Madrid,
porque sólo tú sostienes mi mirada,
das sentido a mis pasos
sobre la tierra:
recuerdo que en París aún me ahogaba tu cielo
de ceniza,
luego alcancé Moscú como un gagarin de la guerra fría,
y el resplandor de tus fábricas
iluminó súbitamente las murallas del Kremlin,
y cuando bajé a Shanghai sus muelles se llenaban de barcos del
[Nervión
y volé a La Habana y recorrí la Isla
ladeando un poco la frente,
porque tenía necesidad de recordarte y no perderme
en medio de la Revolución,
ciudad de monte y piedra, con la mejilla manchada por la
[la más burda hipocresía
ciudad donde, muy lejos, muy lejano,
se escucha el día de la venganza alzándose con una rosa
[blanca junto al cuerpo de Martí.
En resumidas cuentas, Bilbao fue una ciudad que marcó a Blas de Otero y dejó un claro poso en su recorrido poético, sea como ciudad natal sea como ciudad industrial, reflejo de la situación socioeconómica del momento.
domingo, 23 de febrero de 2014
Solo ellas tienen derecho a decidir.
En boca de todos está ahora la famosa Reforma de la Ley del Aborto del ministro Gallardón, que en realidad se llama Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada. Sin embargo, ¿se trata realmente de una ley que protege la vida? No, y mucho menos de una ley que protege los derechos de la mujer embarazada. La reforma de la ley del aborto es un error y no debería llevarse a cabo.
La principal diferencia que introduce la reforma con respecto a la anterior legislación, conocida como la "ley a plazos", es que, mientras que antes la mujer era libre de abortar durante las primeras 14 semanas, ahora sólo podrá hacerlo en dos supuestos casos: uno, que exista un riesgo potencial para la mujer, cosa que deberán firmar por separado dos médicos distintos, y dos, que haya sido víctima de una violación.
En el caso del aborto, como en casi todo, hay razones para pensar de una manera y de la otra, y es comprensible, incluso bueno, que las sensibilidades y opiniones de la gente al respecto sean diferentes. Eso, el hecho de que existen diferentes opiniones, es algo totalmente respetable, pero una opinión deja de ser respetable en el momento en que atenta contra la libertad de otra persona; y eso es lo que hace esta reforma contra la libertad de las mujeres. Y es que, ¿quien más que la propia mujer embarazada tienes derecho a decidir sobre su cuerpo? La anterior ley del aborto, a diferencia de la nueva, como hemos dicho antes, reconocía un plazo en el que la mujer podía decidir libremente si seguir adelante o no con su embarazo; lo cual es la única forma de respetar los derechos fundamentales de la mujer embarazada.
Además, con la nueva legislación no se conseguirá que el número de abortos en España disminuya, sino que las diferencias entre pobres y ricos se acreciente en lo que al aborto se refiere. Es decir, que mientras que aquellas mujeres con el dinero suficiente para pagárselo podrán ir a Francia o Portugal para abortar allí, las mujeres con menos recursos económicos lo harán dentro del país, en peores condiciones (condiciones peligrosas) y fuera del marco legal.
Incluso la ultraderechista francesa Marine Le Pen ha dicho que no apoyaría en su país una ley del aborto como la de España y, asimismo, un gran número de políticos del mismo PP han mostrado su desacuerdo, parcial al menos, frente a la reforma. Según una encuesta realizada por Metroscopia, entidad perteneciente al diario El País, un 78% de los españoles encuestados opina que se trata de una reforma innecesaria.
En resumidas cuentas, se trata de una ley retrógrada que no protege la vida, porque un feto aún no es una persona, de la misma forma que aunque nosotros algún día vayamos a estar muertos aún no somos cadáveres, y supone una total vulneración de los derechos de la mujer embarazada. Es cierto que el Gobierno del PP cuenta con mayoría absoluta en el Congreso, por lo que puede probar sin problemas la reforma que desee. No obstante, debe recordar que, como gobierno de España que es, tiene el compromiso y el deber de gobernar para todos los españoles y que obligar a la mujer a ser madre contra su voluntad no es algo democrático.
domingo, 12 de enero de 2014
Análisis de "La Casa de Bernarda Alba".
"La Casa de Bernarda Alba" es la tercera de las tragedias rurales escritas por el autor Federico García Lorca, perteneciente a la generación del 27. Se trata de una obra teatral de carácter existencial en la que la tragedia se muestra como algo ineludible, y cuyo tema principal es el enfrentamiento entre la libertad (representada por Adela, la hija pequeña)y la moral autoritaria (encarnada por la madre, Bernarda Alba). En el fragmento escogido, perteneciente al tercer acto de la obra, se pueden apreciar varias de las características de la obra y del autor, símbolos, personajes y significado.
FRAGMENTO:
Bernarda: Ya te he dicho que quiero que hables con tu hermana Martirio. Lo que
pasó del retrato fue una broma y lo debes olvidar.
Angustias: Usted sabe que ella no me quiere.
Bernarda: Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones,
pero quiero buena fachada y armonía familiar. ¿Lo entiendes?
Angustias: Sí.
Bernarda: Pues ya está.
Magdalena: (Casi dormida.) Además, ¡si te vas a ir antes de nada! (Se duerme.)
Angustias: Tarde me parece.
Bernarda: ¿A qué hora terminaste anoche de hablar?
Angustias: A las doce y media.
Bernarda: ¿Qué cuenta Pepe?
Angustias: Yo lo encuentro distraído. Me habla siempre como pensando en otra cosa.
Si le pregunto qué le pasa, me contesta: «Los hombres tenemos nuestras
preocupaciones.»
Bernarda: No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y
míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.
Angustias: Yo creo, madre, que él me oculta muchas cosas.
Bernarda: No procures descubrirlas, no le preguntes y, desde luego, que no te vea
llorar jamás. 2
Angustias: Debía estar contenta y no lo estoy.
Bernarda: Eso es lo mismo.
Angustias: Muchas veces miro a Pepe con mucha fijeza y se me borra a través de los
hierros, como si lo tapara una nube de polvo de las que levantan los rebaños.
Bernarda: Eso son cosas de debilidad.
Angustias: ¡Ojalá!
Bernarda: ¿Viene esta noche?
Angustias: No. Fue con su madre a la capital.
Bernarda: Así nos acostaremos antes. ¡Magdalena!
Angustias: Está dormida.
(Entran Adela, Martirio y Amelia.)
Amelia: ¡Qué noche más oscura!
Adela: No se ve a dos pasos de distancia.
Martirio: Una buena noche para ladrones, para el que necesite escondrijo.
Adela: El caballo garañón estaba en el centro del corral. ¡Blanco! Doble de grande,
llenando todo lo oscuro.
Amelia: Es verdad. Daba miedo. ¡Parecía una aparición!
Adela: Tiene el cielo unas estrellas como puños.
Martirio: Ésta se puso a mirarlas de modo que se iba a tronchar el cuello.
Adela: ¿Es que no te gustan a ti?
***********************************************************************************************
En primer lugar, sería conveniente introducir a los personajes: Bernarda Alba, fría, controladora, orgullosa, cruel…, es, como hemos dicho antes, la representación de la moral autoritaria que, habiendo quedado viuda, obliga a sus hijas a guardar un luto extremo. Adela, quien encarna el principio de libertad, es la hija menor: soñadora, rebelde, idealista… Quiere ser la dueña de su vida y está enamorada de Pepe el Romano, el prometido de su hermana mayor, Angustias. Ésta, Amelia y Magdalena son las hijas que, en mayor o menor medida, cumplen las ordenes de su madre y viven bajo su mandato sin rebelarse demasiado. La otra hija, Martirio, está también enamorada de Pepe el Romano pero, sabiendo que su amor es imposible y no correspondido, renuncia a él y pretende que Adela también lo haga. Por último, aunque no aparezca en este fragmento, es importante mencionar a La Poncia, que, siendo la criada de Bernarda Alba, refleja las diferencias sociales de la época y la naturaleza clasista de Bernarda.
En cuanto al significado del fragmento, hay que explicar que Martirio le había robado a su hermana mayor un retrato de su prometido, lo que demuestra, como hemos dicho antes, la pasión imposible de Martirio por Pepe el Romano, aunque Bernarda quiera creer, o al menos aparentar, que solo se trataba de una broma entre hermanas. Y es que, para ella, pocas cosas son tan importantes como guardar la honra y la necesidad de aparentar de cara al pueblo. Además, se ve claramente la situación de inferioridad que sufrían las mujeres en esa época, sobre todo en el ambiente rural por ejemplo cuando Bernarda le dice a su hija “No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos”. La injusticia de esa relación de sometimiento es una de las cosas que García Lorca quería denunciar mediante esta obra. Otro de los aspectos que se ve reflejado en este fragmento son las ansias de libertad, sobre todo las de Adela, que se ven a través de los símbolos que se comentarán a continuación.
Finalmente, los símbolos, que aparecen durante toda la obra, son elementos de los que García Lorca hace uso para transmitir imágenes, ideas y sentimientos de forma indirecta y a la vez muy expresiva. En este fragmento nos encontramos con varios de ellos, tales como las rejas de hierro, el caballo garañón y las estrellas. Las rejas, que cubrían las ventanas de la casa, simbolizan el enclaustramiento al que las hijas están sometidas y a la vez, la honra que deben guardar hasta el matrimonio. El caballo garañón del que habla Adela encarna la pasión amorosa de las hijas, el deseo sexual y la búsqueda del varón. Por último, las estrellas que brillan en la noche son símbolo de las ansias de libertad de Adela, de salir de su casa, librarse de la opresión de su madre y ser la dueña de su propia vida, como siempre ha querido.
sábado, 4 de enero de 2014
La Navidad: ¿consumismo e hipocresía o tiempo feliz en familia?
En estas fechas, cada vez es más la gente que se queja de que las navidades no son más que una época consumista e hipócrita carente de sentido que ha perdido todo su significado. Según la enciclopedia Wikipedia, “la navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés, que se celebra el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesucristo de Belén.” Está claro que esa definición está totalmente desfasada y no es aplicable al contexto social de hoy en día, puesto que la mayoría de la gente que la celebra no es cristiana, o bien lo es pero no celebra la navidad con significado religioso. Sin embargo, ¿son las navidades realmente una época de consumismo que carece de sentido?
Por una parte, es innegable que se trata de una de las fechas en que las familias más consumen: comida en abundancia, decoraciones navideñas y, sobre todo, regalos caros e innecesarios que, además, muchas veces no gustan. Los grandes supermercados y multinacionales anuncian desde tiempo antes de las vacaciones navideñas sus productos para estas fechas, con anuncios que transmiten mensajes como “si quiere demostrar a su familia cuánto le quiere, gástese 500€ en regalos para ellos.” ¿Realmente queremos basar nuestro amor y respeto hacia nuestras familias en el precio de lo que les regalemos? Mi respuesta por lo menos es un NO rotundo.
No obstante, no creo, ni quiero creer, que la mayoría de la gente en estas fechas base el amor hacia sus seres queridos en regalos materiales, si no que se toma estos regalos como un complemento. Quizás un complemento equivocado, sí, pero no más que un complemento al fin y al cabo. Además, muchas veces, la gente que critica la navidad solo piensa en el consumismo que esta conlleva y en la pérdida total de su significado original, que es innegable que se ha perdido. En mi opinión, también hay que tener en cuenta que es una bonita oportunidad para reunirse con familiares, muchos de los cuales viven lejos, y pasar un rato agradable con ellos disfrutando de la mutua compañía y de una agradable cena.
En resumidas cuentas, la navidad es una época que, aunque haya perdido su significado religioso original y fomente el consumismo absurdo, sirve para reunir a familias y nos da la oportunidad de pasar un rato agradable en compañía de nuestros seres queridos.
Por una parte, es innegable que se trata de una de las fechas en que las familias más consumen: comida en abundancia, decoraciones navideñas y, sobre todo, regalos caros e innecesarios que, además, muchas veces no gustan. Los grandes supermercados y multinacionales anuncian desde tiempo antes de las vacaciones navideñas sus productos para estas fechas, con anuncios que transmiten mensajes como “si quiere demostrar a su familia cuánto le quiere, gástese 500€ en regalos para ellos.” ¿Realmente queremos basar nuestro amor y respeto hacia nuestras familias en el precio de lo que les regalemos? Mi respuesta por lo menos es un NO rotundo.
No obstante, no creo, ni quiero creer, que la mayoría de la gente en estas fechas base el amor hacia sus seres queridos en regalos materiales, si no que se toma estos regalos como un complemento. Quizás un complemento equivocado, sí, pero no más que un complemento al fin y al cabo. Además, muchas veces, la gente que critica la navidad solo piensa en el consumismo que esta conlleva y en la pérdida total de su significado original, que es innegable que se ha perdido. En mi opinión, también hay que tener en cuenta que es una bonita oportunidad para reunirse con familiares, muchos de los cuales viven lejos, y pasar un rato agradable con ellos disfrutando de la mutua compañía y de una agradable cena.
En resumidas cuentas, la navidad es una época que, aunque haya perdido su significado religioso original y fomente el consumismo absurdo, sirve para reunir a familias y nos da la oportunidad de pasar un rato agradable en compañía de nuestros seres queridos.
martes, 3 de diciembre de 2013
Federico García Lorca: autor del 27.
La generación del 27 es ese grupo de autores españoles a los que Dámaso Alonso unió como colectivo dándoles ese nombre, tras la conmemoración de la muerte de Luis de Góngora, en 1927. Los unían el estilo, las afinidades estéticas y temáticas, y el intento de juntar la tradición y la renovación, entre otras cosas, aunque todos ellos poseían un estilo individual que los hacía únicos. Entre los autores más destacados están Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Rafael Alberti y Federico García Lorca, en el que nos vamos a centrar. Y es que, Lorca es indudablemente un autor del 27, pero ¿cuáles son las características de esta generación aplicables a Lorca?
En primer lugar, la búsqueda de la centralidad y el equilibrio que es característica de los autores del 27 lo es también de Federico García Lorca, y en sus obras se aprecia fácilmente el juego de opuestos entre vida y muerte, poesía estética y a la vez humanizada, España y lo universal, el arte minoritario frente al mayoritario… Además, al igual que el resto de escritores de la época, Lorca también hace uso de múltiples figuras retóricas y símbolos, tales como la luna, el agua (que corre o estancada), la sangre, el caballo y su jinete entre otros, que pueden tener distintos significados según el contexto y se aprecian perfectamente en su poesía y teatro poético y simbólico. La temática de Lorca, aunque dependa de la obra, también es semejante a la del resto de los autores de su generación. En Lorca, que tenía a la vez gran vitalidad y gran frustración, el tema principal de sus obras, sobre todo de las tragedias o dramas rurales, es el deseo de libertad, la frustración y la crítica a la sociedad deshumanizada.
Por otra parte, las tres etapas diferentes dentro de esta generación se ven también claramente reflejadas en la obra de Lorca. La primera, hasta 1927 más o menos, se trataba de la búsqueda de la poesía pura, perfeccionista y deshumanizada, con gran influencia de Juan Ramón Jiménez. En esta etapa Lorca escribió sus primeros libros de poemas, que son “Impresiones y paisajes” (1918) y “Libro de poemas” (1921). La segunda etapa, hasta la guerra civil, en 1936, fue el neo romanticismo o la rehumanización, influenciada por las vanguardias europeas, principalmente el surrealismo, en la que los autores utilizaban la poesía como instrumento de comunicación y de protesta social. Entre las obras de Lorca pertenecientes a esta etapa destacamos “Romancero gitano” (1927) y “Poeta en Nueva York” (1929-30). También hubo una tercera etapa, posterior a la guerra, pero Lorca no la vivió puesto que fue asesinado en 1936 junto con el comienzo de la guerra civil.
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