"Hitzen bitartez" o, en castellano, "A través de las palabras", el qué queda a elección del lector. Y es que, ¿qué no se puede hacer a través de la palabras? Sea escribiendo, sea leyendo, podemos aprender, viajar, compartir, reírnos, soñar, divulgar, transportarnos a tiempos pasados y futuros, conocer diferentes opiniones, transmitir ideas... No hay más límite que el que te pones tú mismo. Carlos Murgiondo.
domingo, 12 de enero de 2014
Análisis de "La Casa de Bernarda Alba".
"La Casa de Bernarda Alba" es la tercera de las tragedias rurales escritas por el autor Federico García Lorca, perteneciente a la generación del 27. Se trata de una obra teatral de carácter existencial en la que la tragedia se muestra como algo ineludible, y cuyo tema principal es el enfrentamiento entre la libertad (representada por Adela, la hija pequeña)y la moral autoritaria (encarnada por la madre, Bernarda Alba). En el fragmento escogido, perteneciente al tercer acto de la obra, se pueden apreciar varias de las características de la obra y del autor, símbolos, personajes y significado.
FRAGMENTO:
Bernarda: Ya te he dicho que quiero que hables con tu hermana Martirio. Lo que
pasó del retrato fue una broma y lo debes olvidar.
Angustias: Usted sabe que ella no me quiere.
Bernarda: Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones,
pero quiero buena fachada y armonía familiar. ¿Lo entiendes?
Angustias: Sí.
Bernarda: Pues ya está.
Magdalena: (Casi dormida.) Además, ¡si te vas a ir antes de nada! (Se duerme.)
Angustias: Tarde me parece.
Bernarda: ¿A qué hora terminaste anoche de hablar?
Angustias: A las doce y media.
Bernarda: ¿Qué cuenta Pepe?
Angustias: Yo lo encuentro distraído. Me habla siempre como pensando en otra cosa.
Si le pregunto qué le pasa, me contesta: «Los hombres tenemos nuestras
preocupaciones.»
Bernarda: No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y
míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.
Angustias: Yo creo, madre, que él me oculta muchas cosas.
Bernarda: No procures descubrirlas, no le preguntes y, desde luego, que no te vea
llorar jamás. 2
Angustias: Debía estar contenta y no lo estoy.
Bernarda: Eso es lo mismo.
Angustias: Muchas veces miro a Pepe con mucha fijeza y se me borra a través de los
hierros, como si lo tapara una nube de polvo de las que levantan los rebaños.
Bernarda: Eso son cosas de debilidad.
Angustias: ¡Ojalá!
Bernarda: ¿Viene esta noche?
Angustias: No. Fue con su madre a la capital.
Bernarda: Así nos acostaremos antes. ¡Magdalena!
Angustias: Está dormida.
(Entran Adela, Martirio y Amelia.)
Amelia: ¡Qué noche más oscura!
Adela: No se ve a dos pasos de distancia.
Martirio: Una buena noche para ladrones, para el que necesite escondrijo.
Adela: El caballo garañón estaba en el centro del corral. ¡Blanco! Doble de grande,
llenando todo lo oscuro.
Amelia: Es verdad. Daba miedo. ¡Parecía una aparición!
Adela: Tiene el cielo unas estrellas como puños.
Martirio: Ésta se puso a mirarlas de modo que se iba a tronchar el cuello.
Adela: ¿Es que no te gustan a ti?
***********************************************************************************************
En primer lugar, sería conveniente introducir a los personajes: Bernarda Alba, fría, controladora, orgullosa, cruel…, es, como hemos dicho antes, la representación de la moral autoritaria que, habiendo quedado viuda, obliga a sus hijas a guardar un luto extremo. Adela, quien encarna el principio de libertad, es la hija menor: soñadora, rebelde, idealista… Quiere ser la dueña de su vida y está enamorada de Pepe el Romano, el prometido de su hermana mayor, Angustias. Ésta, Amelia y Magdalena son las hijas que, en mayor o menor medida, cumplen las ordenes de su madre y viven bajo su mandato sin rebelarse demasiado. La otra hija, Martirio, está también enamorada de Pepe el Romano pero, sabiendo que su amor es imposible y no correspondido, renuncia a él y pretende que Adela también lo haga. Por último, aunque no aparezca en este fragmento, es importante mencionar a La Poncia, que, siendo la criada de Bernarda Alba, refleja las diferencias sociales de la época y la naturaleza clasista de Bernarda.
En cuanto al significado del fragmento, hay que explicar que Martirio le había robado a su hermana mayor un retrato de su prometido, lo que demuestra, como hemos dicho antes, la pasión imposible de Martirio por Pepe el Romano, aunque Bernarda quiera creer, o al menos aparentar, que solo se trataba de una broma entre hermanas. Y es que, para ella, pocas cosas son tan importantes como guardar la honra y la necesidad de aparentar de cara al pueblo. Además, se ve claramente la situación de inferioridad que sufrían las mujeres en esa época, sobre todo en el ambiente rural por ejemplo cuando Bernarda le dice a su hija “No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos”. La injusticia de esa relación de sometimiento es una de las cosas que García Lorca quería denunciar mediante esta obra. Otro de los aspectos que se ve reflejado en este fragmento son las ansias de libertad, sobre todo las de Adela, que se ven a través de los símbolos que se comentarán a continuación.
Finalmente, los símbolos, que aparecen durante toda la obra, son elementos de los que García Lorca hace uso para transmitir imágenes, ideas y sentimientos de forma indirecta y a la vez muy expresiva. En este fragmento nos encontramos con varios de ellos, tales como las rejas de hierro, el caballo garañón y las estrellas. Las rejas, que cubrían las ventanas de la casa, simbolizan el enclaustramiento al que las hijas están sometidas y a la vez, la honra que deben guardar hasta el matrimonio. El caballo garañón del que habla Adela encarna la pasión amorosa de las hijas, el deseo sexual y la búsqueda del varón. Por último, las estrellas que brillan en la noche son símbolo de las ansias de libertad de Adela, de salir de su casa, librarse de la opresión de su madre y ser la dueña de su propia vida, como siempre ha querido.
sábado, 4 de enero de 2014
La Navidad: ¿consumismo e hipocresía o tiempo feliz en familia?
En estas fechas, cada vez es más la gente que se queja de que las navidades no son más que una época consumista e hipócrita carente de sentido que ha perdido todo su significado. Según la enciclopedia Wikipedia, “la navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo, junto con la Pascua de resurrección y Pentecostés, que se celebra el 25 de diciembre para conmemorar el nacimiento de Jesucristo de Belén.” Está claro que esa definición está totalmente desfasada y no es aplicable al contexto social de hoy en día, puesto que la mayoría de la gente que la celebra no es cristiana, o bien lo es pero no celebra la navidad con significado religioso. Sin embargo, ¿son las navidades realmente una época de consumismo que carece de sentido?
Por una parte, es innegable que se trata de una de las fechas en que las familias más consumen: comida en abundancia, decoraciones navideñas y, sobre todo, regalos caros e innecesarios que, además, muchas veces no gustan. Los grandes supermercados y multinacionales anuncian desde tiempo antes de las vacaciones navideñas sus productos para estas fechas, con anuncios que transmiten mensajes como “si quiere demostrar a su familia cuánto le quiere, gástese 500€ en regalos para ellos.” ¿Realmente queremos basar nuestro amor y respeto hacia nuestras familias en el precio de lo que les regalemos? Mi respuesta por lo menos es un NO rotundo.
No obstante, no creo, ni quiero creer, que la mayoría de la gente en estas fechas base el amor hacia sus seres queridos en regalos materiales, si no que se toma estos regalos como un complemento. Quizás un complemento equivocado, sí, pero no más que un complemento al fin y al cabo. Además, muchas veces, la gente que critica la navidad solo piensa en el consumismo que esta conlleva y en la pérdida total de su significado original, que es innegable que se ha perdido. En mi opinión, también hay que tener en cuenta que es una bonita oportunidad para reunirse con familiares, muchos de los cuales viven lejos, y pasar un rato agradable con ellos disfrutando de la mutua compañía y de una agradable cena.
En resumidas cuentas, la navidad es una época que, aunque haya perdido su significado religioso original y fomente el consumismo absurdo, sirve para reunir a familias y nos da la oportunidad de pasar un rato agradable en compañía de nuestros seres queridos.
Por una parte, es innegable que se trata de una de las fechas en que las familias más consumen: comida en abundancia, decoraciones navideñas y, sobre todo, regalos caros e innecesarios que, además, muchas veces no gustan. Los grandes supermercados y multinacionales anuncian desde tiempo antes de las vacaciones navideñas sus productos para estas fechas, con anuncios que transmiten mensajes como “si quiere demostrar a su familia cuánto le quiere, gástese 500€ en regalos para ellos.” ¿Realmente queremos basar nuestro amor y respeto hacia nuestras familias en el precio de lo que les regalemos? Mi respuesta por lo menos es un NO rotundo.
No obstante, no creo, ni quiero creer, que la mayoría de la gente en estas fechas base el amor hacia sus seres queridos en regalos materiales, si no que se toma estos regalos como un complemento. Quizás un complemento equivocado, sí, pero no más que un complemento al fin y al cabo. Además, muchas veces, la gente que critica la navidad solo piensa en el consumismo que esta conlleva y en la pérdida total de su significado original, que es innegable que se ha perdido. En mi opinión, también hay que tener en cuenta que es una bonita oportunidad para reunirse con familiares, muchos de los cuales viven lejos, y pasar un rato agradable con ellos disfrutando de la mutua compañía y de una agradable cena.
En resumidas cuentas, la navidad es una época que, aunque haya perdido su significado religioso original y fomente el consumismo absurdo, sirve para reunir a familias y nos da la oportunidad de pasar un rato agradable en compañía de nuestros seres queridos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)